miércoles, 22 de enero de 2014



SOBRE LA PAREJA

Las parejas se rompen, dudan, se vuelven a unir, se maltratan o disfrutan de aquella falsedad de los tres meses de pasión. Falsedad porque no hay duración para la pasión, o porque a veces no inicia con pasión, o porque a veces nunca la hay, o porque a veces nunca termina.

Las parejas están creadas desde el primer día bajo un concepto que tres o cuatro idiotas inventaron y por el que regimos lo que creemos que debe ser nuestra pareja. Y que conste en el acta que a mi me gustaban las películas de Disney.

Pero ahora sé, como la mayoría de los adultos sabe, que la vida se parece más a Alicia en el País de las Maravillas o a Fantasía que a todas las películas de amor del mismísimo Disney. Incluso se parece a Dumbo, qué curioso! Porque la vida no es una loma -como Paolo Coello insiste en afirmar- que hay que escalar arduamente -bebiendo las pequeñas enseñanzas de la vida- hasta llegar a la cima desde donde podremos contemplarlo todo con claridad y -encima- con paz. Porque damas y caballeros: en este mundo que va a mil por hora y donde uno es viejo a los 35, es obligatorio encontrar la paz.

No señores, la vida es en realidad como Alicia: que un día duerme apaciblemente en un campo de margaritas, al momento siguiente cae por un agujero (terrible aquello de caer, pero ¿acaso no ve hermosas cosas mientras cae?), más tarde encuentra un bello bosque, más tarde conoce alguien a quien persigue con afán -pese a que no lo conoce... ¿les suena familiar?-, para luego sentarse en una cena absurda donde nadie dice nada -también me suena conocido- y luego se vuelve a engatusar con un gato que no existe, para luego deslumbrarse con un desfile de soldados y ser sometida a la tiranía del poder, para luego crecer, para luego empequeñecer, para no encajar en ningún lugar porque tu tamaño es diferente -ahhh... ¡¡¡las diferencias!!!- para luego intentar entender el diálogo de unas flores que dicen... ¿qué dicen aquellas flores??? Lo mismo que la mayoría de la gente que dice mucho: nada... para reír por momentos y disfrutar de todos los extraños animales que encuentra a su paso. Y para volver al prado, al libro, al árbol y a su familia que la llama.

Alicia debería ser el primer libro que todos leamos. Debería estar en el velador, sustituyendo a la biblia. Debería reemplazar este invento absurdo que es el teléfono inteligente, el computador o la tablet. Alicia debería ser aquello que recordemos cada vez que sintamos que estamos mal.

Mi padre me dijo con calma precisión un día: no sufras por estar triste. La tristeza es un estado, y como estado es pasajero. Si la evitas, solo se extenderá. Vívela, dale la bienvenida, acógela durante el tiempo que necesites y luego déjala ir, pero no la fuerces a irse invitando a la felicidad que no tiene cabida en este momento.

Todo esto es igual en la pareja. Se puede desmembrar, me puedo dormir, me puedo caer, puedo ver cosas hermosas durante la caída -y vaya si las estoy viendo-, me puedo aburrir, puedo perseguir gatos invisibles, puedo deslumbrarme y ser sometida, puedo crecer, luego empequeñecer, puedo no encajar con el otro en tantos, tantísimos momentos... puedo disfrutar de ese extraño animal que es el otro. Puedo salir de ahí y volver al prado, pero también puedo traer el prado al lugar donde estoy con las flores, el conejo, el gato y los naipes de soldados.

Pero nadie me va a decir a mi lo que va a pasar con mi pareja, esta pareja que he construido al lado de otra persona que la construye conmigo. La pareja, ese ser que -cual gato de Alicia- existe solo mientras lo veamos, es un ser que es fuerte que se alimenta de nosotros. Esta pareja que mi pareja y yo hemos construido es fuerte y es buena. Y vamos a seguir cayendo y levantándonos, asombrándonos y persiguiendo ese sueño de que esa tercera entidad invisible siga creciendo.

Tengo un amigo enfermo cuya pareja lo retrata en su enfermedad y con quien come ricas comidas, va al cine y hacen mil cosas más que los demás ignoramos.

Tengo unos padres que no sólo crearon una tercera entidad llamada pareja, sino que además le dotaron de profesión y ahora actúa por si sola. Es tan fuerte que los va a sobrevivir a ambos. Como un hijo... o una hija en este caso.

Tengo libros que me afirman que las parejas de, Dalí, Pollock, Lennon y Mandela han generado el espacio para que su genialidad pueda darse. Y ese espacio es el gato invisible creado por los dos. Como el gato musical de Laurie Anderson y Lou Reed

Es cierto, nada es para siempre, y toda pareja puede un día desmembrarse. Pero hoy no es el día, ni mañana. Y es importante decirlo en voz alta para que todos aquellos que no son los tres de esta pareja (mi novio, el gato invisible y yo) dejen de pensar que saben lo que está sucediendo.


(dibujo de Pedro)

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